Cuatro militares y tres civiles fallecieron ayer en Colombo, la ciudad más importante de Sri Lanka, a causa de la explosión de una bomba al paso de un convoy que escoltaba al embajador de Pakistán en el país. El artefacto, colocado en una motocicleta de tres ruedas que estaba aparcada cerca de un restaurante, estalló a unos 100 metros de la residencia del primer ministro de Sri Lanka, Ratnasiri Wickremanayake. El embajador de Pakistán en el país asiático, Basheer Wali, que regresaba de participar en las celebraciones del Día de la Independencia paquistaní, no resultó herido. Sin embargo, la explosión alcanzó el vehículo militar que le escoltaba y causó, además de los siete muertos, 17 heridos. El Ejército de Sri Lanka ha acusado del atentado a los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE).
Los separatistas tamiles, por su parte, responsabilizaron a la aviación de Sri Lanka de haber bombardeado ayer un orfanato en el noreste del país, en el que habrían muerto 61 muchachas de entre 15 y 18 años que recibían un curso de primeros auxilios. Las autoridades esrilanquesas reconocieron haber bombardeado la zona, pero aseguraron que el ataque iba dirigido contra un centro de entrenamiento de guerrilleros tamiles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de agosto de 2006