Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Una parada de trenes de mercancías en el dormitorio

"El colmo se produce cuando los trenes de mercancías paran 10 minutos y vuelven a salir", denuncia María Ángeles, una vecina de la calle de Flora Tristán, en Villaverde Bajo, que puede observar cada día el paso de los trenes apenas a 20 metros de la ventana de su dormitorio. Por la noche los padece doblemente.

Un estudio en seis puntos diferentes de los barrios de Los Rosales y Butarque, en el distrito de Villaverde, reveló en diciembre de 2004 que los niveles semanales de ruido eran superiores a los recomendados en 3.500 viviendas. Las mediciones fueron realizadas por el Departamento de Control Acústico del Ayuntamiento de Madrid.

Dos años después, la Asociación de Vecinos de El Espinillo, cercana a la estación de tren de Villaverde, califica la actuación del Consistorio como "pusilánime". Como prueba, denuncian que en dos solares pegados a las vías de tren se están construyendo casas sin establecer barreras de insonorización.

"Es insoportable, no puedo dormir", declara Pascual López, presidente de la asociación, que no termina de acostumbrarse a los trenes que cada noche sobrepasan en 8,7 los 65 decibelios de media establecidos por el decreto de la Comunidad de Madrid como límite de contaminación acústica nocturna.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de agosto de 2006