Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Análisis:A LA PARRILLA

Sobrevivir a uno mismo

Pocholo se ha quedado solo en casa. La luminosa residencia ibicenca que se vio en los primeros capítulos de Pocholo Ibiza 06 (La Sexta) luce mustia y descuidada. El jardín, seco; la piscina, de un turbio color verdoso. No tiene ya quien se encargue de las tareas domésticas. La que parecía una apetecible residencia en la isla de la diversión y el placer se ha convertido en una especie de segunda residencia de tercera clase. Los cacharros de cocina que utiliza son como de los años sesenta. Pocholo prepara raviolis con una salsa de queso que parece manteca de cerdo (puede que las haya confundido) que le producen una indigestión. Tampoco están sus amigos. Cenicienta despierta de la noche glam y todo es feo y sucio. Es difícil sobrevivir a uno mismo.

Jaime Peñafiel debuta en El club de Flo (La Sexta) con un monólogo sobre el Rey. Compara el oficio real con la hipotética condena vitalicia a ser presidente de una comunidad de vecinos. ¿Aquí no hay quien viva en versión Estado español? Escalofriante. ¿O fiel reflejo de la realidad? No tiene gracia. Es expulsado. Antes, el Mono Burgos muestra que lo verdaderamente difícil es dejar el deporte. Engordar hasta doblar el volumen. Cambiar de oficio. Sobrevivir a uno mismo.

En Corazón de verano (TVE-1), Boy George barre Manhattan y Whitney Houston vive en esas mismas calles destrozada por su adicción, entre basuras, desdentada, enloquecida. A ella sí que le costará sobrevivir a sí misma.

En el Telediario (TVE-1) dicen que en la NASA han extraviado la cintas originales de la llegada del hombre a la Luna. Nunca se sabrá toda la verdad. Es más importante que sobreviva el mito.

Bela Lugosi murió hace cincuenta años y justo en estos días -anuncian también en las noticias- se ha encontrado la grabación de un monólogo inédito del inolvidable intérprete del conde Drácula. Se oye su voz tenebrosa en el relato El corazón delator, de Edgar Allan Poe. Aún hoy y con distorsiones pone los pelos de punta. Hay que saber ser inmortal.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de agosto de 2006