Los democristianos alemanes buscan su lugar en el espectro político para diferenciarse de los socialdemócratas y recuperar votos. La canciller alemana, Angela Merkel, abrió ayer un periodo de reflexión en su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), que debe desembocar, a mediados del año que viene, en un nuevo programa de base. Aderezado por las peleas que los barones del partido han librado este verano a través de la prensa, un congreso programático en Berlín marcó ayer el inicio del curso político.
"Tenemos razones para volver a debatir sobre nuestro programa fundamental", dijo ayer Merkel al abrir el debate. Los nuevos desafíos -el terrorismo y la seguridad interior y exterior, por un lado, y los nuevos retos económicos, por el otro- justifican una renovación ideológica del programa de 1994, explicó.
"Queremos mantener lo que sigue vigente y cambiar lo que nos supone un lastre", dijo Merkel en referencia al programa democristiano. La canciller y presidenta del partido recordó que los fundamentos de éste son la libertad, la solidaridad y la justicia, vertebrados por el concepto cristiano del hombre, y subrayó, con la mirada puesta en el debate del verano, que ninguno de esos tres fundamentos predomina sobre los otros.
Jürgen Rüttgers, primer ministro de Renania del Norte-Westfalia y uno de los vicepresidentes de la CDU, inició el debate públicamente hace semanas con la demanda de una mayor preocupación por los más desfavorecidos y de que la CDU no debe convertirse en un "partido capitalista". "No debemos economizar todas las áreas de la vida", dijo entonces, y calificó de "mentiras vitales" la creencia de que los sueldos de los trabajadores en Alemania son demasiado altos o la de que bajando los impuestos a las empresas se crea empleo. "La CDU ha sido y tiene que seguir siendo el partido de la economía social de mercado. La discusión sobre esto es un debate fantasma", dijo ayer Merkel en respuesta a Rüttgers.
Bajísima popularidad
La discusión se enmarca en un momento de bajísima popularidad para Merkel y la CDU. Del 55% de la población encuestada a finales de enero, hoy sólo el 37% votaría a Merkel como canciller. El partido recibiría hoy el 31% del apoyo electoral, frente al 35,2% con el que ganaron las elecciones en septiembre del año pasado.
El nuevo impulso por una renovación ideológica se entiende como el intento de recuperar las amplias y fieles bases que sostuvieron a la democracia cristiana durante décadas, hoy horadadas por el escepticismo de las nuevas generaciones, y de volver a llenar de contenido el concepto de Volkspartei (partido popular o de masas) que reclaman para sí los grandes partidos alemanes como aglutinadores de simpatizantes de todas las clases sociales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de agosto de 2006