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Mundial de baloncesto 2006

Hay que mantener la tensión justa

Junto a nuestra selección, Angola era el único equipo que no había perdido ningún partido en el Grupo B. Los africanos son unos clásicos de los campeonatos, muy superiores a sus vecinos continentales. La canasta es el deporte nacional, por delante del fútbol, y casi todos sus jugadores figuran en la Liga portuguesa. Es una selección unida a la peor historia de nuestro baloncesto desde que nos eliminó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Ha pasado el tiempo, han cambiado los jugadores y aquel resultado ya sólo es un mal recuerdo.

Ayer ganó España, pero no con la diferencia ni la autoridad de los anteriores encuentros. Pepu volvió a mover el banquillo, pero tuvo que mantener a los titulares sobre el parqué más tiempo del deseado y nunca rompimos el partido a pesar de llevarlo siempre bajo control. La selección jugó sensiblemente más relajada. Faltó algo de tensión y dejamos demasiado sueltos a los jugadores angoleños. Aun así, somos muy superiores. Los jugadores españoles apretaron, con Gasol en la cancha, en el último cuarto y sentenciaron el partido.

Seguro que la mayor preocupación del entrenador es que el equipo mantenga la tensión. Después de ganar los tres primeros partidos -el último, contra Alemania- por amplia diferencia, es normal que los jugadores se relajen y se pierda algo de agresividad. Pepu ha insistido -también lo hacía en su larga etapa estudiantil- en la necesidad de que el jugador mantenga la tensión justa. Ni mucha ni poca. En exceso, seguro que en algún momento acaba creándole ansiedad, como creo que pudo ocurrir en Barcelona 92 -concentración previa de las largas, mira tú-, pero tampoco quiere el entrenador que, ya sea por cansancio, por sentirse superior al rival o por llevar una diferencia en el marcador, el jugador se relaje, pierda agresividad y no mantenga el ritmo que le exige. Tener la tensión justa para mantener un alto nivel de juego. Es el objetivo.

Pepu no quiere que nadie se sienta presionado, pero tampoco pretende aislar al jugador. Le gusta repartir la responsabilidad y que cada jugador sea consciente de su papel.

Es uno de los éxitos de esta selección. No sólo por calidad y buenas piernas se hace un equipo campeón.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de agosto de 2006