El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, pidió ayer a centenares de líderes tribales reunidos en Bagdad que se sumen al plan de reconciliación nacional para poner fin a la violencia sectaria entre suníes y chiíes. "Irak necesita de todos, chiíes, suníes y cristianos. No hay diferencias entre nosotros", declaró el primer ministro durante la reunión, la primera de cuatro
organizadas por el nuevo comité de reconciliación, creado para acabar con las diferencias entre los principales grupos del país.
"La liberación del país de la presencia internacional y el control de los enemigos no puede lograrse sin una unidad nacional real entre los iraquíes, y ésta es la función de nuestras tribus", señaló Maliki, de origen chií, refiriéndose al despliegue de las tropas estadounidenses.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de agosto de 2006