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Análisis:A LA PARRILLA

Hay que meterla

Pedro Piqueras invitó a su informativo (Tele 5) a Viggo Mortensen, que está promocionando la película Alatriste. El actor derrochó profesionalidad y aprovechó el poco tiempo que tuvo para hablar de cine, de los idiomas de España y de fútbol, con ganas de continuar pese a la urgencia a la que, por imperativos del guión, los informativos someten a sus invitados. También vimos al creador de Alatriste, Arturo Pérez-Reverte, diciendo que pensó en Mortensen para el papel por la cara de hijo de puta que ponía en La teniente O'Neil. Es un cumplido, que conste, pero ya se sabe que Pérez-Reverte es implacable incluso en sus elogios. La película llega rodeada de estadísticas y no falta una constante promocional del cine actual: los millones invertidos. Los cinéfilos lamentarán que los méritos de un proyecto se subrayen con un dato económico, pero la vida es dura: lo importante de las casas es el precio, el valor de un jugador de fútbol se certifica con lo que cuesta y cualquier infraestructura sólo tiene credibilidad si el Gobierno la adereza con un chorro de millones.

Otros programas, en cambio, optimizan sus recursos. En A tu lado (Tele 5), la colaboradora Raquel Bollo ejerce de entrevistada durante unos minutos, contando algún tragicómico derrame sentimental propio, y al cabo de un rato opina sobre los derrames ajenos (igual que Antonio David o Maite Zaldívar). Es un tipo de televisión que lleva años dando audiencia y que, por el dinero que mueve y los puestos de trabajo que crea, eleva el cotilleo a categoría de fenómeno industrial. Otro fenómeno son las audiencias del Mundial de baloncesto (La Sexta), con esas animadoras de descanso que, como dice Techu Baragaño, son una mezcla de torero y tuno. Ayer, fieles a su estilo coloquial ("¡Hay que meterla!", gritaban), Andrés Montes y Juanma Iturriaga rememoraron anécdotas y, al recordar un resultado de 1982, Iturriaga dijo: "Quedamos cientoveintitantos a ciento no sé cuantos". Entre tanta estadística precisa y aséptica fue una aproximación tan imperfecta como humana.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de agosto de 2006