Me dirijo al señor Rajoy para mostrarle mi sentimiento de vergüenza por su actitud y la de su partido con respecto a la participación de nuestro Ejército en Líbano, metiendo miedo. Soy madre de uno de los soldados de infantería de marina que partirán a ese país la próxima semana, después de que sea aprobado por el Congreso. Supongo que entenderá mi lógica y natural preocupación; pero, al mismo tiempo, me siento orgullosa, porque, al oír hablar a mi hijo, me doy cuenta de que van convencidos e ilusionados de participar en una misión (que es su deber) dentro de la legalidad, que ayudará a un país que necesita paz y mucho apoyo.
Ya sé que tiene que demostrar su oposición al Gobierno, para eso está usted ahí y le pagan, pero hágalo desde su escaño y desde todos los de su partido, si así lo cree, pero no nos trate de infectar con el desasosiego, porque a los militares que están a punto de embarcar hacia Líbano (como al resto de misiones internacionales de paz) les gustaría que les despidieran con los mejores deseos y no asustando. A las madres, esposas, hijos y amigos de los que se van, por favor, no nos regale ese terror, ya tenemos suficiente con despedirnos de ellos hasta su vuelta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de septiembre de 2006