Este pasado mes de agosto ha sido para muchos un mes de vacaciones y de relajación. Sin embargo, hay unos héroes anónimos que han decidido renunciar a sus vacaciones para jugarse la vida luchando contra el fuego que ha tenido a Galicia contra las cuerdas.
Me refiero a los bomberos de diferentes partes del país que sin dudarlo dejaron todo para ir a ayudar a sus compañeros gallegos. Esa gente merece un reconocido homenaje por parte de las autoridades españolas, pero no para ponerse en la foto junto a ellos y aparecer en todos los telediarios.
No entiendo por qué cuando un equipo de fútbol gana algún trofeo internacional es recibido por el Rey y por el presidente del Gobierno, y sin embargo si te juegas la vida por ayudar a unos vecinos que están a punto de perder todo lo que tienen porque algún loco ha decidido prender fuego algún bosque cercano a tu casa, no merecen ni el reconocimiento público.
Estos héroes anónimos tienen todo mi respeto y mi admiración, y me gustaría que las autoridades pertinentes les recompensasen por poner sus vidas en juego desinteresadamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de septiembre de 2006