Más de 70 pacientes británicos han recibido implantes de huesos sin las adecuadas garantías sanitarias, procedentes de una partida robada de cadáveres norteamericanos, según informaba ayer The Sunday Times. La sanidad pública británica les ha recomendado que se hagan pruebas contra enfermedades infecciosas como la hepatitis, el sida o la sífilis, que pueden transmitirse por ese tipo de material. La compañía que vendía los huesos a los hospitales del Reino Unido está siendo investigada en Estados Unidos.
La empresa se dedicaba a recoger huesos de cadáveres en los tanatorios estadounidenses sin haber obtenido antes el consentimiento informado del fallecido, y sin realizar las pruebas necesarias para asegurar que el material biológico estaba libre de enfermedades infecciosas.
La mayor parte de los huesos del lote dudoso fueron retirados por las autoridades británicas tras conocerse la investigación y emitirse una alerta de seguridad. Pero, para entonces, 77 pacientes ya habían recibido los implantes en una veintena de hospitales. El material óseo se les implantó en las caderas o las mandíbulas. El caso ha revelado un insospechado volumen de comercio de huesos y otros tejidos, como ligamentos, entre Estados Unidos y el Reino Unido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de septiembre de 2006