A la salida de Monza y camino de Shanghai, el circo de la fórmula 1 recuperó cierta calma después del encendido Gran Premio de Italia, en el que una situación tan extrema como el abandono de Fernando Alonso y la victoria de Michael Schumacher dejó el Mundial totalmente abierto, con sólo dos puntos a favor del español, a falta de tres carreras todas en octubre: China (día 1), Japón (8) y Brasil (22). Las acusaciones del asturiano y de Renault contra la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) por entender que favorecían a Ferrari y Schumacher en su interés por alcanzar su octava corona contrastaron con el anuncio de retirada del alemán una vez que acabe la temporada. La escudería francesa incluso presentó una denuncia contra Bridgestone por presunta manipulación de los neumáticos entre la cronometrada y la carrera.
Ayer, sin embargo, se rebajó el tono de las acusaciones y Flavio Briatore, el director deportivo de Renault, emitió un comunicado pidiendo perdón a la FIA: "Mis declaraciones se sacaron de contexto. Tengo plena confianza en el organismo que rige nuestro deporte y espero con mucha ilusión que nuestro equipo siga luchando por ganar el Mundial". Alonso, mientras tanto, confirmaba su participación el jueves y el viernes en una tanda de entrenamientos en Jerez.
A pesar de afrontar una situación insólita, más complicada en cualquier caso que su pugna del año anterior con Kimi Raikkonen, el líder y actual campeón se siente favorito tanto por la ventaja en la clasificación como por entender que los circuitos de Suzuka e Interlagos favorecen sus aspiraciones mientras que en el de Shanghai el pronóstico es abierto.
Schumacher y Ferrari son para Alonso y Renault rivales más complicados que Raikkonen y McLaren antes de que el ovetense sustituya al finlandés y de que éste ocupe el puesto del alemán el próximo curso. Los datos cuentan que Schumi no ha puntuado en las dos carreras disputadas en China mientras que Alonso se proclamó campeón en Brasil. A diferencia del español, sin embargo, el alemán ya ha afrontado situaciones de máxima exigencia que resolvió con diferente suerte: ganó el título en 1994 por un punto después de neutralizarse con Damon Hill en la última carrera de Adelaida y fue descalificado y se anularon sus resultados (78 puntos) en 1997 tras jugarse el título en Jerez, también en la última carrera, con Jacques Villeneuve, al que quiso sacar de la pista. Igualmente controvertidas fueron sus maniobras en carreras como las de Canadá, en 1998, con Heinz-Harald Frentzen, o las de España, en 2000, y Europa, en 2001, con su hermano Ralf, o la de San Marino 2004 con Juan Pablo Montoya.
Schumacher no se aviene a razones cuando se juega el triunfo y menos cuando de por medio está el título. Pero esta vez tendrá enfrente la horma de su zapato: Alonso no soporta perder. Al Mundial le aguardan tres carreras de aúpa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de septiembre de 2006