Un equipo de investigación español ha estudiado la resistencia mecánica de un virus y ha descubierto que la dureza de la cápsula del mismo es mayor cuando está llena de su material genético (y diferente en función de la dirección en que se comprima) que cuando está vacía. El trabajo, publicado ayer en la prestigiosa revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU), abre una vía en el conocimiento de la relación entre la estructura física y la función biológica de los virus, y tiene implicaciones importantes tanto en biología como en ciencias de materiales, en concreto en nanotecnología. "Este trabajo nos da algunas pistas sobre el camino que ha seguido la naturaleza para construir objetos de tamaño nanométrico que de alguna manera trasciende el ámbito de la biología", explica Pedro José de Pablo, del Departamento de Física de la Materia condensas (Universidad Autónoma de Madrid) y uno de los autores del trabajo. Además de él, han participado en el mismo dos investigadores más del mismo departamento, científicos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y del Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid, así como un colega del Instituto Británico de Investigación Médica de Londres.
"Los virus más pequeños tienen un tamaño de unas dos mil veces menor que el diámetro de un cabello humano; se podrían describir físicamente como cápsulas de proteínas que almacenan en su interior su material genético", señala De Pablo. Los científicos han hecho el experimento con un virus muy pequeño de ratón, casi esférico, utilizando la punta de un microscopio de fuerzas atómicas para comprimir cápsulas vacías y llenas de material genético, en diferentes orientaciones, y medir así su dureza o resistencia mecánica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de septiembre de 2006