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CARTAS AL DIRECTOR

El dinero de los libros

Como cada año a estas alturas, los informativos nos ofrecen interesantes reportajes sobre la vuelta al cole. En ellos aparecen los padres felices por poder "aparcar" por fin a los niños en la escuela o instituto, al tiempo que se quejan de que los libros son carísimos, que no valen de un año para otro y que las editoriales los cambian para vender más. Como profesora de secundaria y bachillerato me apena lo primero, dado que la escuela no es un aparcamiento, sino el lugar donde los docentes compartimos la formación con los padres, que la hacen en casa. En cuanto al precio, son las autoridades quienes deben regular el mercado de los libros; por otra parte, si en un móvil y unas zapatillas de marca casi todos los padres se gastan cifras desorbitadas, ¿por qué en libros no, cuando la cultura no pasa de moda como la ropa o la tecnología? En cuanto a lo tercero, en Andalucía se quiere implantar la gratuidad para todos los niveles; y en una librería, el otro día, una madre se quejaba de que, así, los libros estarán pintarrajeados y se pondrán viejos enseguida. ¿No es mejor enseñar a nuestros niños a cuidarlos? Y por supuesto, invitar a los padres y madres no a aparcar a sus hijos e hijas, sino a colaborar activamente con nosotros en la enseñanza y aprendizaje de sus hijos. No somos el enemigo, ni simples cuidadores de adolescentes. Somos profesionales y todos y todas estamos implicados en este proceso, que no se limita a comprar los libros y a que todos los informativos del país den la noticia como si fuera un drama. Para drama, el de la inmigración.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de septiembre de 2006