El fotógrafo James Fee, cuyas imágenes tristes de coches oxidados, fábricas abandonadas y teatros de película representaron durante años una parte de la cultura americana en declive, ha muerto a los 56 años víctima de un cáncer de hígado.
Sus fotos, tanto en blanco y negro como a color, expresaron la sensación de pérdida y nostalgia que ha vivido el país estadounidense. Entre sus mejores series se incluyen las de Fotografías de América, que muestra iconos decrépitos, y Cuatro días en Nueva York, que sirvió para llamar la atención sobre aspectos poco conocidos de la ciudad de los rascacielos.
En el Proyecto Peleliu, enfocó su trabajo hacia los remanentes de una batalla de la II Guerra Mundial entre las tropas estadounidenses y las japonesas. "Todo aquello que era derribado y eliminado de nuestro paisaje fue de interés para mí", señaló en una entrevista publicada en 1999 por el diario San Francisco Chronicle.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de septiembre de 2006