Las elecciones que se celebran hoy en Suecia son las más reñidas de la historia reciente y el voto de los inmigrantes -el 12% de los nueve millones de suecos- podría resultar decisivo. Los sondeos publicados ayer volvían a dar ventaja a la Alianza por Suecia, el bloque de centro-derecha liderado por el Partido Moderado, frente a los socialdemócratas y sus aliados de izquierda. El diario liberal Dagens Nyheter titulaba a toda plana: "[Fredrik] Reinfeldt [el líder moderado] con el viento a favor", sobre el gráfico de una encuesta que daba el 49,7% de los votos a la Alianza y el 45,3% a la izquierda. El sensacionalista Expressen decía: "Las cifras golpean a [Göran] Persson [el primer ministro socialdemócrata]". Pero se calcula que hay entre un 11% y un 14% de indecisos, y la derecha, rompiendo una tradición no escrita, va a seguir repartiendo propaganda incluso hoy, día de las votaciones.
Persson insistió ayer en su último mitin en Estocolmo en solicitar el voto para "mantener el Estado de bienestar", en pedir que nadie se quede en casa "porque está en juego la solidaridad". Su mensaje ha sido invitar a los suecos a juzgar si ven las cosas peor que hace cuatro años -el crecimiento económico previsto alcanzará el 4%- y alertar de que "el mercado es un buen esclavo pero un amo terrible". Por su parte, el aspirante Reinfeldt, que ha llevado al Partido Moderado al centro político desde que hace tres años tomara sus riendas, ofrece crear 100.000 empleos en la próxima legislatura recortando algunos impuestos pero sin desmantelar el Estado de bienestar. Su oferta viene envuelta en una imagen de juventud -tiene 41 años frente a los 57 de Persson- y cambio, que ha sabido aprovecharse del cansancio de parte del electorado tras 12 años de Gobiernos socialdemócrata.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de septiembre de 2006