No es sólo una película, sino que fue una realidad sucedida en un pasado no muy lejano. Y es que una historia como la de Salvador nos ha de hacer reflexionar sobre lo ocurrido en un tiempo donde no había libertad, y sobre cómo las personas, llevadas por un odio creado y alimentado durante muchos años, realizaban actos tan inhumanos como quitar la vida a una persona, que ni siquiera tenía la oportunidad de defenderse, para vengar la muerte de otra; o, simplemente, para escarmentar a quienes tuvieran la intención de plantar cara a un régimen dictatorial.
Es por eso que recomendaría a todo el mundo, y sobre todo a la gente joven que, como yo, nació en democracia, que viera una de las mejores películas que se han hecho de nuestra historia reciente. Y es que hemos de conservar la memoria histórica para que en un futuro no caigamos en los mismos errores que nos llevaron a enfrentarnos entre nosotros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de septiembre de 2006