Los vientos sacuden con fuerza la Copa Ryder de golf, el duelo bienal entre Europa y Estados Unidos, que se disputará a partir de mañana en el club The K (Straffan, Irlanda). Unos son naturales: los provocados por el huracán Gordon, cuyas ráfagas de 70 kilómetros por hora obligaron ayer a demorar tres horas el comienzo de los entrenamientos. Otros, artificiales y, a lo que se antoja, malintencionados. ¿Ha pretendido la revista de la capital irlandesa The Dubliner desestabilizar al equipo norteamericano o sólo ha buscado mayores ventas con un sensacionalismo oportunista? A Tiger Woods, desde luego, le ha puesto furioso.
"Inaceptable", "vergonzoso", "increíble"... A Woods se le atropellan los calificativos al referirse a la publicación de las fotografías de una mujer en top-less a la que se identificaba falsamente como su esposa, Elin, una modelo sueca de 26 años hija de un ministro de su país y a la que conoció cuando ejercía de niñera de los hijos de su compatriota Jesper Parnevik durante los torneos. Y no sólo eso. También se le atribuía cierta vinculación a páginas pornográficas en Internet. "No es posible ser diplomático ante una bajeza semejante", justifica su ira el número uno mundial; "ella, a la que estoy unido con todo mi corazón, posó hace tiempo en bikini, pero jamás lo hizo desnuda. Me duele en el alma el daño que le han hecho, que nos han hecho".
¿Ha sido The Dubliner víctima de un engaño o no lo ha sido? En principio, no dice mucho en su favor el haber extendido el reportaje a las parejas de otros compañeros de Woods en los siguientes términos: "Amy", la de Chad Campbell, es "una cantante de enormes pechos"; "Tabitha", la de Jim Furyk, "sólo aceptó casarse con él cuando sus ganancias rebasaron los diez millones de euros"; "Sonya", la de David Toms, "gusta de pasear en casa en bañador para sentirse liberada".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de septiembre de 2006