Para muchos lectores la sección de Cartas al Director es la más leída y a la que más atención se presta. Sería recomendable que tanto quienes las escriben como quienes las seleccionan para publicar se documentaran al menos mínimamente antes de tomar su decisión.
Desde hace un tiempo EL PAÍS tiene el acierto de destacar en un recuadro aquella carta que le merece mayor interés, con lo cual pasa a ser la más leída. Razón de más para, sobre todo en esa carta, esmerarse en las mencionadas precauciones con objeto de evitar confundir al lector.
El pasado día 17 la seleccionada para esa distinción fue una del señor Julio Baena titulada Himnos que contiene errores muy fácilmente subsanables tanto por parte del autor y como de quien decidió publicarla.
1. La selección de fútbol contra la que jugó recientemente la española no fue la de Luxemburgo sino la de Liechtenstein.
2. El himno que sonó sí que fue el de Liechtenstein, cuya melodía coincide con el de Reino Unido.
No es un caso único de dos Estados con la misma música en sus himnos. Sin salir de Europa es el caso de Grecia y Chipre, de Finlandia y Estonia, y de Serbia y Polonia. En estos casos la diferencia está en la letra.
Al comentarista de Radio Nacional que al oír el himno de Liechtenstein dijo que era el alemán habría que hacerle la misma recomendación inicial. Es lamentable que tanto un profesional de la radio como uno de la prensa escrita cometan tales errores de bulto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de septiembre de 2006