"La maté. Y me sentí enormemente aliviado. Había pasado de tenerle afecto a tenerle odio. Al final era ella o yo". Así reconoció ayer ante el jurado su crimen Enrique Rueda, procesado por la muerte de su ex pareja, Manuela Vila, en noviembre de 2004 en Canals. Rueda, abogado en ejercicio en el momento del crimen y en prisión provisional desde que ocurrieron los hechos, no había declarado hasta ahora. Ayer, a preguntas de la fiscal, reconoció que el 26 de noviembre de 2004 por la tarde no fue a casa de Manuela a visitarla sino a matarla. Según relató, consideraba que ella era culpable de su situación de alcoholismo, de sus problemas con su ex mujer -de la que tenía entonces una orden de alejamiento- y aseguró que tenía miedo de que "los problemas con mi ex mujer se repitieran con Manuela". Afirmó que en los dos últimos meses de relación, que terminó casi tres meses antes del crimen, se había sentido despreciado porque ella siempre le repetía lo bien que le iban las cosas, "su Mercedes, la gente importante que conocía".
Rueda, al que las acusaciones piden 25 años de cárcel por la muerte de Manuela, a la que causó 70 heridas, 67 de ellas con un cuchillo, insistió en que en la época en la que salió con la víctima tenía problemas de alcohol y que no pidió ayuda en prisión para su dependencia porque decidió simplemente dejarlo.
Tras la confesión de Rueda declaró una hermana de la víctima. Negó haber percibido nunca que el acusado tuviera problemas con la bebida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de septiembre de 2006