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CARTAS AL DIRECTOR

Tolerancia y religión en la escuela

Pozuelo de Alarcón, Madrid

Ahora que el nuevo curso escolar comienza, quisiera como madre hacer una reflexión. Mis hijos de cuatro y seis años no cursan la asignatura de religión católica en un colegio público; desde los tres años se les ha sacado de su aula donde conviven con otros niños para apartarles a una clase diferente donde se les da alternativa a la religión. Yo me pregunto por qué en un colegio público en un país aconfesional se separa a los niños según sus creencias durante dos horas a la semana. ¿No son las creencias algo que pertenece al ámbito personal? ¿Por qué a mis hijos se le discrimina porque sus padres no tengan creencia religiosa alguna? ¿Por qué he de declarar en un centro escolar público sobre mis creencias personales? ¿No me ampara la Constitución en su artículo 16.2? ¿Las doctrinas religiosas no se imparten en los lugares como iglesias, mezquitas...? Mis hijos no entienden de creencias sino de convivencia, y no comprenden por qué han de ser apartados del resto de sus compañeros ciertas horas en su colegio público; ellos van al colegio para aprender a convivir, a jugar y a compartir y a ser educados en la igualdad. La escuela pública ha de favorecer todos esos valores, pero personalmente siento que mis hijos están siendo discriminados y apartados por la falta de creencias de sus padres. La escuela no es un lugar para impartir doctrina sino un lugar de convivencia e igualdad entre todas y todos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de septiembre de 2006