El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, trató ayer de minimizar la preocupación que los países e inversores extranjeros han manifestado por la amenaza ejercida sobre el proyecto de gas y petróleo Sajalín 2. Lavrov aseguró que nadie pretendía privar a las empresas de la licencia para explotar los yacimientos, un proyecto de unos 20.000 millones de dólares (15.745 millones de euros), y explicó que las inspecciones ecológicas como la que acaba de arrancar en Sajalín 2 son obligatorias según las leyes rusas.
Shell y las empresas niponas Mitsui y Mishbishi forman el consorcio Sakhalin Energy que desarrolla el proyecto amenazado por los rusos. El jefe de la diplomacia rusa insistió en que carecen de todo fundamento las supuestas intenciones rusas de expulsar a las compañías extranjeras del sector energético.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de septiembre de 2006