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Un espectacular globo recae sobre una de las carreteras que rodean el recinto de Feria Valencia, se trata de un inmenso salón de convenciones capaz de sentar a cuatro mil personas en una sola sesión. El centro de convenciones de Feria Valencia desborda con creces la capacidad de cualquier otro palacio de congresos de la ciudad de Valencia, y pone en entredicho la capacidad de coordinación de las autoridades municipales, pero puede convertirse en un pulmón financiero para cumplir con las millonarias obligaciones que ha contraído la institución a raíz de las obras de ampliación que iniciaron en el año 2000. La feria quiere potenciar otras actividades distintas a la que ferial.

Miles de expertos y de aficionados a la navegación virtual se congregan durante una semana en Feria Valencia para cumplir con un ritual de nuevo cuño. La Campus Party es un punto de encuentro que se ha convertido en una referencia sin par para explorar las posibilidades de comunicación que ofrece la red. Un cónclave que arrancó hace algunos años en torno a la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia, pero que finalmente se tuvo que desplazar a Feria Valencia cuando los miles de jóvenes internautas que cada año peregrinan desde casi cualquier punto empezaron a desbordar el viejo cauce del río Turia.

Inventores, objetos hinchables, caballos, noctámbulos o pompas fúnebres ofrecen ocasión para tantas otras ferias menores que apenas tienen repercusión entre el público y apenas contribuyen a sostener el inmenso recinto de Feria Valencia. Los propios responsables de la institución asumen que se han embarcado en una reflexión en torno a la necesidad de dotar de un discurso que permita identificar Feria Valencia en cada uno de los eventos que alberga y que haga sostenible la empresa, al menos durante los próximos 25 años.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de octubre de 2006