Por segundo año consecutivo, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero fue objeto de abucheos y pitidos, al llegar y al marcharse, por un sector del público asistente al desfile de la Fiesta Nacional. Fue la nota discordante de un acto en el que participaron 3.900 militares, 206 vehículos y 81 aeronaves, y que se inició espectacularmente con el lanzamiento desde 1.100 metros de altura de tres paracaidistas que depositaron suavemente ante la tribuna de autoridades la bandera de España. Pero la bandera más observada fue la de EE UU, que desfiló por primera vez desde 2003, junto a la de Alemania, Francia, Italia, Suecia y Portugal, participantes en la misión de la OTAN en Kosovo. Y la principal novedad, el estreno de la nueva Unidad Militar de Emergencias (UME).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de octubre de 2006