La familia Kadiah perdió ayer a cinco de sus miembros. Tres eran milicianos de Hamás en la veintena. Los otros, un familiar de 40 años y su hijo de 13. Sucedió por la mañana durante una operación militar del Ejército israelí en Abasan, un pueblo cercano a Jan Yunis, en el sur de la franja de Gaza. Horas más tarde sucumbió otro hombre de 23 años por las heridas sufridas en el combate. Al caer la noche, una niña y su padre murieron, junto con otro hombre, alcanzados por un misil israelí en la ciudad de Gaza.
Portavoces del Ejército israelí aseguran que la incursión de la mañana pretendía desmantelar depósitos de armas y túneles por los que los militantes palestinos intentar alcanzar suelo de Israel. No ha habido jornada esta semana sin que el Ejército israelí haya matado a algún palestino; algunos supuestos activistas, otros inocentes. Suman ya 13 desde el domingo, varios de ellos en Nablus (Cisjordania) y sus alrededores.
Los soldados, apoyados por helicópteros, se adentraron en Abasan todavía de noche y salieron al paso milicianos armados, que utilizaron misiles anti-tanque. En los enfrentamientos resultaron heridas al menos 11 personas y son ya casi 300 las fallecidas desde que el 25 de junio los militares asaltaran Gaza en represalia por la captura del soldado Gilad Shalit, aún cautivo del brazo armado de Hamás. El movimiento islamista juró venganza por la muerte de los cinco miembros de la familia. "Bombardearemos cualquier lugar, en el norte y en el sur", afirmó un portavoz.
Por su parte, el misil que mató a tres personas en Gaza tenía como objetivo Ashraf Saruana, un agente de las fuerzas de seguridad del Ministerio de Interior, según fuentes palestinas citadas por Efe, que indican que salió ileso. El ataque, lanzado en el barrio de Shijaia, causó otros 10 heridos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de octubre de 2006