Después de muchos meses de obras, la plaza de Lavapiés (Centro) se ha desprendido de la tradicional boca de metro que la ha adornado durante años. La barandilla de su escalera ya no será más respaldo y punto de encuentro del lugar. En el centro de la plaza, donde era habitual ver un bullicio de gente que entraba y salía y otros que sólo aguardaban hasta ver aparecer a su cita, ha quedado huérfano el asfalto.
Pero no es que Lavapiés se haya quedado sin metro, sino que -como parte de las obras de remodelación integral de la línea 3-la boca ha sido desplazada unos metros, a la vecina calle de Argumosa. A partir de ahora, será allí donde el viandante disfrute del cálido viento que las entrañas de la estación resoplan en invierno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de octubre de 2006