La construcción de un túnel para la alta velocidad por el centro de Barcelona presenta "importantes riesgos de derrumbe o daño en edificios del centro de la ciudad", según una pregunta remitida por el eurodiputado de CiU Ignasi Guardans a la Comisión Europea. El Gobierno catalán reaccionó con irritación ante lo que interpreta como un aval catastrofista e injustificado a las críticas de plataformas ciudadanas.
Guardans replicó a la acusación de alarmismo diciendo que no es él quien crea alarma social ya que, dijo, sólo recoge la que percibe en miles de ciudadanos."Si los ingenieros dicen que no hay ningún tipo de peligro, todos estaremos más tranquilos", afirmó ayer Guardans al comentar su iniciativa parlamentaria. En su opinión, la pregunta remitida a la Comisión Europea sólo busca transmitir al Parlamento europeo la preocupación de "mucha gente alarmada". "Es mi obligación como diputado interesarme por estas cosas, al margen de qué Gobierno aprobara el paso del AVE por el centro de Barcelona", dijo.
Ignasi Guardans precisó, además, que la pregunta había sido tramitada "en sintonía con el grupo municipal" de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona. La pregunta recuerda que se han producido cambios en el trazado del AVE por Barcelona y sostiene que "en opinión de algunos expertos" el ahora decidido puede suponer riesgos para 892 fincas donde viven unos 28.000 ciudadanos, además de para la Sagrada Familia, templo declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Guardans, que sostuvo que su intervención no tiene en cuenta que el paso del AVE por el centro de la ciudad fue una decisión apoyada por el Gobierno de CiU, sugiere que todos estos cambios han supuesto retrasos notables para la obra.
El Gobierno catalán reaccionó de forma airada a la pregunta de Guardans. En opinión del secretario de Movilidad, Manel Nadal, el eurodiputado provoca "alarma social injustificada". Además, añadió, iniciativas como ésta son las que "provocan retrasos en las infraestructuras porque el trazado por el Vallès que CiU defiende no tiene ni siquiera proyecto y supondría un retraso de tres o cuatro años, (...), además de dejar a Barcelona marginada de la alta velocidad".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de octubre de 2006