Los mossos d'esquadra que investigaron el doble crimen de Lliçà de Vall declararon ayer ante el tribunal que juzga el caso que desde un principio tuvieron claro que el robo en la casa de las víctimas era simulado, porque que así lo apuntaban un sinfín de indicios, como el modo de operar y el ensañamiento empleado con ellas. Desde el pasado lunes se juzga en la Audiencia de Barcelona al agente de la policía autonómica Josep Lluís Rua, acusado de asesinar a puñaladas a su esposa y a su suegra, y para quien la fiscalía y la acusación particular solicitan 50 años de prisión.
Los indicios que, según el jefe de los Mossos que realizó la investigación, respaldan esa hipótesis son el ensañamiento empleado con las víctimas, que no faltaran objetos de valor, la manera de acceder a la vivienda y el hecho de que sólo se encontrara una habitación revuelta, con objetos esparcidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de octubre de 2006