Unos 7.000 presos bolivianos iniciaron el lunes una huelga de hambre para conseguir la agilización de los juicios y la revisión del sistema de condenas y de la ley antinarcóticos, informa Mabel Azcui. Algunos reclusos se crucificaron, otros se cosieron los labios, unos escribieron sus demandas con su propia sangre y otros amenazan con inmolarse. El presidente de la Cámara de Diputados, Edmundo Novillo, anunció que se convocará una sesión del Congreso dentro de seis días para analizar eventuales modificaciones en la legislación penitenciaria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de octubre de 2006