No podía yo sospechar que la corroboración de cuanto expuse en mi artículo (No me lo puedo creer, 14 octubre) llegara tan pronto y de tan buena mano. La carta de Álvarez-Uría (19 octubre) es un ejemplo perfecto de lo que esta escuela concibe como "verdad objetiva". Animo a los investigadores a que comparen el texto de mi artículo y la glosa de Álvarez-Uría. No hay más perfecto caso de "intoxicación sociolingüística". Ni buscando la caricatura se habría mejorado. Agradezco a Álvarez-Uría su impagable contribución.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de octubre de 2006