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CARTAS AL DIRECTOR

Muros

Demasiados kilómetros de muros y fronteras nos separan a los humanos. Qué ironía lo de "humanos"; también los animales marcan los territorios. Lamentablemente, Israel y Estados Unidos han vuelto a poner de moda la construcción de muros; pero, no nos engañemos, todas las naciones los tienen, tanto los físicos como los mentales y, por eso, es doblemente preocupante.

Los muros físicos son un obstáculo, pero no un imposible, pues siempre serán vencidos o burlados por la imperiosa necesidad; pero una vez superados éstos, quedan por derribar las fortificaciones más inexpugnables: las que están en nuestras mentes. Obsérvese el racismo, la xenofobia y el rechazo a los emigrantes en todos los países ricos; pues aunque ya convivan con nosotros, un muro infranqueable nos sigue separando.

Los muros son monumentos a la ignorancia, al egoísmo, a la insolidaridad, al malogro de la convivencia y la concordia; en definitiva, son monumentos al fracaso humano en el intento de civilizarse y humanizarse.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de octubre de 2006