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Los madrileños comen cada vez peor pese a que creen lo contrario

Los madrileños cada vez se alimentan peor. Sin embargo, la percepción que tienen de su dieta es que es sana y equilibrada. Eso es lo que se desprende del segundo Diagnóstico de situación de la Alimentación y Nutrición de la Comunidad de Madrid.

Siete de cada diez madrileños valoran su alimentación como saludable a pesar de que consumen poca fruta y verdura, y, en cambio, comen demasiados derivados cárnicos, dulces y bollería. Según el estudio, los madrileños consumen dos tercios menos de agua mineral que la media nacional y cerca de una cuarta parte menos de pan, mientras que cada vez adquieren más platos preparados.

Pese a la ingesta excesiva de grasas, consideran que se alimentan de forma sana y equilibrada, y destinan un 16% de su presupuesto a la cesta de la compra, algo menos que la media nacional (19,5 %). De ese gasto, la mitad se emplea en carne, pescado, frutas y derivados lácteos. En los últimos seis años ha aumentado mucho la compra de frutos secos (87,2%), platos preparados (76,4%) aceitunas, frutas frescas, pesca y derivados lácteos. En cambio, se reducido la adquisición de vinos, legumbres secas, sidra, pastas, margarinas y pan.

Los madrileños comen fuera de casa al menos tres veces por semana y lo hacen en restaurantes o comedores de empresa. De media emplean 36 minutos en el almuerzo, 12 en desayunar y 32 para cenar.

El Diagnóstico incide en la irrupción y crecimiento de los alimentos funcionales en la dieta, aspecto en el que el sector lácteo acapara el 70% del mercado. Nueve de cada diez personas conoce estos alimentos y un tercio cree en sus beneficios. Los productos funcionales que predominan son los que contienen esteroles vegetales -mantequilla y margarina-, incorporan ácidos grasos esenciales -tipo omega 3-, probióticos -yogures tipo Bio-, prebióticos -fibra alimentaria- y los que tienen soja y los enriquecidos.

Y uno de cada cuatro madrileños manifiesta tener algún problema de salud que condiciona su alimentación, fundamentalmente debido a colesterol elevado, hipertensión o diabetes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de octubre de 2006