El director de Sevilla Festival de Cine, Manuel Grosso, lo ha dicho con rotundidad: el cine de los países del centro y el este de Europa ha salido del bache. La larga travesía del desierto parece llegada a su fin para cinematografías como las de Alemania, Rusia, Hungría y Polonia, antaño triunfantes y agostadas durante años.
En unos casos, como Alemania, quizás falló el talento creativo y la ambición de la búsqueda de nuevos caminos. En otros (Rusia y los antiguos satélites del imperio soviético), los cambios políticos y la crisis económica crearon unos problemas a sus cinematografías que parecen estar hoy en vías de solución. La Sección Oficial presenta tres producciones alemanas; dos rusas, y sendas películas procedentes de Polonia y Hungría. Y hay también una película turca y otra israelí. Los amantes de conocer otras sociedades y miradas están de enhorabuena.
Además, hay una película de Claude Chabrol, el rastreador insomne de las miserias de las clases medias y acomodadas de Francia; otra de Kaurismäki, con su pesimismo a cuestas; y otra de Iosseliani, con su luz enceguecedora... Y los filmes están protagonizados por Isabelle Huppert, Michel Piccoli, Juliette Binoche, Peter O'Toole... En fin, sólo queda pegarse una panzada de cine.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de noviembre de 2006