Rodado en impresionantes escenarios naturales del Jujuy natal de su director, el argentino Miguel Pereira, El destino es un raro cruce entre una situación de partida propia de tantos westerns y una trama general más propia del cine criminal (el forastero dice ser un cura, pero en realidad está metido en negocios de narcotráfico y es por ello buscado), con algunos, pocos y precisos, toques fantásticos en forma de sueños premonitorios; y todo ello, con una paradoja final que se pretende que clausure decentemente la trama.
El porqué una película con estos ingredientes, actores convincentes y una excelente factura técnica no termina de alzar el vuelo tiene que ver con dos factores principales: uno, que nuestro Tristán Ulloa, con esa cara de bueno que tiene, no logra transmitir toda la dualidad diabólica que un personaje como el suyo reclama a gritos, un lastre considerable; y dos, porque la forma de conducir la peripecia hasta su final se antoja, en el último tramo, demasiado apresurada como para resultar satisfactoria.
EL DESTINO
Dirección: Miguel Pereira. Intérpretes: Tristán Ulloa, Carolina Román, Mimí Ardú, Tomás Lipan, Takuta Gordillo. Género: drama, Argentina-España, 2006. Duración: 90 minutos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de noviembre de 2006