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Reportaje:

Canasta antológica de Rudy

La figura de la Penya fulmina al Unicaja en una décima de segundo

Los jugadores de baloncesto acostumbran a entender lo valiosa que puede ser la más pequeña fracción de tiempo. Pero lo visto el pasado jueves en el pabellón Martín Carpena de Málaga supera la fe de los entrenadores y jugadores más recalcitrantes. La última jugada, iniciada con un saque de banda cuando quedaba una décima de segundo, le bastó al DKV Joventut para ganar al Unicaja. Casi todo el mundo daba ya por hecho que el empate a 66 puntos era inamovible y la prórroga, inevitable. Pero se demostró que quien sigue la consigue. A partir de ahora casi nada podrá parecer descabellado ni utópico. Sucedió que el jugador checo de la Penya, Barton, sacó desde casi la mitad de la cancha y, como si de un pase de béisbol se tratara, envió el balón directamente a un palmo del aro del Unicaja. Allí, al mismo tiempo que Welsch y Pietrus fracasaban por escasos centímetros en el intento de rechazar el balón, apareció literalmente volando Rudy Fernández para, con un suave toque, depositarlo en la canasta. Una acción que en el argot se define como un alley-oop.

"En mi vida vi algo así y dudo que vuelva a verlo", dijo cariacontecido el capitán del Unicaja, Berni Rodríguez. "La jugada ha sido mitad genialidad, mitad fallo de la defensa", afirmó el entrenador del equipo malagueño, Sergio Scariolo que vio compungido cómo su equipo perdía así su segundo partido en la Euroliga.

El propio Rudy Fernández, un especialista en este tipo de acciones, explica: "Cuando vimos que los árbitros nos daban posesión desde medio campo, después de que ellos cometieran pasos, hablamos Bennett y yo, ya que habíamos practicado una jugada parecida. Decidimos que podíamos hacerla y afortunadamente nos salió bien". Aíto García Reneses también explicó que es un tipo de acción que su equipo ensaya en los entrenamientos. Rudy se benefició de un triple bloqueo antes de recibir el balón. "Tuvimos en todo momento controlado el partido, luego se nos complicó, pero al final tuvimos un golpe de suerte y la última jugada fue a nuestro favor. Mi canasta fue de las que no se suelen ver. Seguro que va a quedar para siempre en el recuerdo, máxime si te ayuda a ganar un partido así".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de noviembre de 2006