Avelino Corma / JESÚS CISCAR
La singular 'criatura' de Avelino Corma
IGNACIO ZAFRA | Valencia
El Instituto de Tecnología Química (ITQ) de Valencia empezó en un aparcamiento, al que le pusieron paredes, con tres laboratorios, 12 millones de pesetas (73.000 euros) y un puñado de investigadores. Corría el año 1990 y la cosa parecía francamente precaria. El ITQ partió de cero, de la mano de Avelino Corma, y se ha convertido desde entonces en uno de los centros de referencia en su campo, los procesos catalíticos.