Paul Cézanne y Amedeo Modigliani fueron el martes los dos protagonistas principales de la primera subasta de la temporada neoyorquina, en la que se recaudaron 238,6 millones de dólares (cerca de 190 millones de euros). Tres coleccionistas anónimos se batieron para conseguir el cuadro de Cézanne Naturaleza muerta con frutas y bote de jengibre (1895), que se vendió por 36,9 millones de dólares (29 millones de euros). Fue el precio más alto de una sesión en la que dicha obra duplicó su valor respecto a su última venta. El marchante William Acquavella la adquirió en Christie's hace seis años por sólo 18,1 millones de dólares.
Se trata de uno de los cuadros más codiciados del impresionista francés, está considerada como una de las obras pioneras del modernismo y siempre había estado en manos importantes: Ambroise Vollard y Bruno Cassirer, dos de los más célebres comerciantes de arte de la historia, se cuentan entre sus antiguos propietarios.
La venta del cézanne calentó motores para la siguiente estrella de la noche, el cuadro de Modigliani El hijo del portero. Este retrato de un niño, que perteneció a Roger Dutilleul, mecenas del pintor, fue objeto de un emocionante duelo entre dos compradores cuya enfervorizada lucha se zanjó con el pago de 31 millones de dólares (algo más de 24 millones de euros) y un fuerte aplauso del público.
Sin embargo, pese a que el cuadro también duplicó la estimación inicial de entre 14 y 18 millones, la noche del martes en Sotheby's fue, según los expertos, positiva, pero no exactamente legendaria. Ningún artista batió récord y hubo cuadros, como el monet Playa de Trouville, vendido en Londres en 2000 por 16,1 millones, que no encontraron comprador.
De los 83 lotes que salieron a la venta, 11 se quedaron sin vender. Y ni siquiera Picasso, cuyas obras suelen provocar fuertes disputas entre compradores, consiguió alcanzar los precios que se habían estimado. Entre los 12 cuadros del español que salieron a subasta, Le fumeur (1953) fue vendido por 10,6 millones de dólares, por debajo de los 12 que se esperaba que superara. Además, El rescate (1932), donde se muestra a un grupo de bañistas en la playa, se había estimado entre 12 y 16 millones, pero sólo llegó a los 10,7.
El interés por las obras de Kandinsky se dejó notar en la venta del paisaje Lago Starnberg, que se había estimado entre seis y ocho millones de dólares y fue vendido por nueve. Además, el cuadro de Toulouse Lautrec La partida de cartas, que salía al mercado por primera vez, fue vendido por 8,5 millones de dólares, casi dos más de lo estimado.
"La gente se siente muy optimista y la venta ha ido mejor de lo que se esperaba", sugería el marchante neoyorquino Alberto Mugrabi, citado por The New York Times. No obstante, parecía claro que la mayoría de los asistentes se estaban reservando para la subasta de Christie's que se iba a celebrar anoche. Antes de retirar el Retrato de Ángel Fernández de Soto, de Picasso, éste iba a ser la estrella de una sesión en la que se podrían batir diversos récords. Christie's había estimado un total de entre 340 y 490 millones de dólares y de ellos al menos 60 correspondían a la venta del mencionado picasso. Pero además, Christie's ofrecía cuatro obras de Gustav Klimt, provenientes del lote que los herederos de la familia Bloch-Bauer le arrebataron judicialmente hace un año a la National Austrian Gallery. Se esperaba que los klimt alcanzaran un total de 90 millones. Otra de las estrellas de la subasta iba a ser L'homme a la hache (1891), de Gauguin. Concebido por el artista poco después de llegar a Tahití, llevaba 35 años sin salir a subasta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de noviembre de 2006