En sus momentos de máximo esplendor, Lance Armstrong designó al italiano Ivan Basso como su sucesor en la cumbre del Tour y, al mismo tiempo, y guiado por su máxima de que al enemigo mejor tenerlo en tu equipo, intentó su contratación. En vano. Basso prefirió continuar su aprendizaje en el CSC del danés Bjarne Riis.
Ayer, el Discovery, el equipo con el que corrió Armstrong en 2005, su última temporada, anunció la contratación por dos años de Basso. El italiano estaba feliz en el CSC y con los daneses había logrado hasta ganar el Giro de Italia pasado, pero el último día de junio, un informe de la Guardia Civil sobre la Operación Puerto en el que se citaba que Basso podía esconderse bajo el nombre clave de "birillo", supuso su exclusión de la carerra francesa y, a la larga, la ruptura de su contrato con Riis. Basso, además, integró la lista negra de los corredores que, bajo un pacto de caballeros firmado en París el 25 de octubre, nunca podrían ser fichados por un equipo ProTour. Pero el Discovery lo es, con lo que el movimiento de Johan Bruyneel, mánager del equipo norteamericano, podría ser entendido como un desafío por algunos de sus colegas. "Pero no, pero no", asegura Bruyneel. "El Comité Olímpico y la federación italiana han estudiado todos los documentos que podrían probar su implicación en la Operación Puerto, no han encontrado ninguna prueba sólida y lo han exonerado. Por lo tanto, no está implicado en nada. Por lo tanto, somos libres de ficharlo".
Basso, de 28 años, no tendrá problemas para correr el Giro, que está ansioso por acogerlo, pero el Tour será diferente. El desafío de Bruyneel obligará, por tanto, a muchos a definirse sobre las leyes que rigen el ciclismo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de noviembre de 2006