Al menos 65 civiles murieron ayer, y otros 300 resultaron heridos, en un ataque de artillería del Ejército de Sri Lanka contra un campo de desplazados en el distrito oriental de Batticaloa, según denunció un portavoz de la guerrilla independentista tamil. El Ministerio de Defensa, por su parte, aseguró que los rebeldes habían estado disparando contra un campamento militar en la zona, y que las tropas habían respondido con artillería y morteros, si bien no tenían información sobre bajas civiles. El Ejército acusó además a la guerrilla de usar a la población como "escudos humanos". Trabajadores de la Cruz Roja aseguraron haber contabilizado 18 cadáveres y 50 personas heridas en el hospital de la cercana ciudad de Vakarai.
Tanto el Gobierno esrilanqués como los rebeldes independentistas han rechazado la responsabilidad de este nuevo enfrentamiento, el peor desde la interrupción, hace 10 días, de las conversaciones de paz iniciadas en la ciudad suiza de Ginebra, que pretendían poner fin a un conflicto civil que dura ya tres décadas y ha causado 60.000 muertos.
"Está claro que los Tigres de Liberación están preparando una gran ofensiva", aseguraba ayer un portavoz militar. La guerrilla, mientras tanto, acusaba al Gobierno de emprender una ofensiva aprovechando "que la atención del mundo está acaparada por Irak y las elecciones en Estados Unidos".
Los rebeldes tamiles exigen la autonomía del noreste de Sri Lanka. Las negociaciones se bloquearon sobre todo a causa de la península de Jaffna, en el norte de la isla, poblada por medio millón de personas y aislada desde agosto por los combates. A mediados de octubre, la guerrilla mató a 250 soldados en un atentado suicida. Tras el fracaso de Ginebra, Estados Unidos, Japón, la Unión Europea y Noruega, principales donantes de Sri Lanka, deben decidir este mes la línea que van a seguir. De momento, han amenazado con suspender la ayuda si las partes no logran un acuerdo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de noviembre de 2006