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Editorial:

Energía más inteligente

De seguir el aumento del consumo de petróleo al ritmo actual, especialmente por parte de países como China e India, habrá un crecimiento insostenible de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. De ahí que sea imprescindible una estrategia para prolongar los acuerdos de Kioto más allá de 2012 con objetivos más ambiciosos y con la participación de estos países, hoy no obligados por dicho acuerdo. Así se deduce de los datos aportados por el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) correspondiente a 2006.

Ese informe responde al encargo que en 2005 realizó a la Agencia la cumbre del G-8 (que agrupa a los siete países más ricos y a Rusia) para que recogiera en un documento las líneas de actuación política para asegurar un suministro de energía más seguro y respetuoso con el medio ambiente. El informe sostiene que sólo con una decidida intervención de los poderes públicos en los países más consumidores de energía podrá conseguirse una alternativa energética de futuro que sea "limpia, inteligente y competitiva" frente a la simple prolongación de las tendencias actuales, que nos conducen a un escenario "sucio, inseguro y caro".

La primera línea de actuación consiste en impulsar políticas de eficiencia y ahorro energético que permitan invertir a partir de 2015 la tendencia al aumento de la contaminación. Los cálculos del informe demuestran la rentabilidad de dichas políticas, ya que por cada euro invertido en aumentar la eficiencia energética se ahorran dos euros en generación, transformación y distribución de energía. Pero ocurre que el ahorro energético sólo puede ser significativo en los países más ricos mientras que el consumo seguirá creciendo en los más pobres, lo que implica que hay que complementar las políticas de ahorro con las de generación limpia de energía.

En este sentido, el impulso a las energías renovables es una necesidad perentoria, tanto en la generación de electricidad como en los combustibles líquidos para el transporte. Junto a ello, el informe plantea considerar la energía nuclear como una alternativa viable para contribuir a ese escenario más seguro y menos contaminante. Las cifras que avanza son de hasta un incremento del 40% en la potencia nuclear instalada en 2030. La energía nuclear seguirá teniendo un papel que jugar, pero para que sea aceptable será necesario avanzar todavía bastante en su punto débil: la gestión, tratamiento y eliminación de residuos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de noviembre de 2006