El cielo de Madrid estaba ayer cubierto por una boina de contaminación causada por el fenómeno de inversión térmica, que ocurre cuando la temperatura del aire a nivel de suelo es más baja que en capas atmosféricas superiores, al contrario de lo que sucede habitualmente, según fuentes municipales. Este efecto provoca que el aire más fresco de la superficie, y con él las partículas contaminantes, queden atrapados al reducirse las corrientes de aire verticales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de noviembre de 2006