Resulta chocante que el mismo día que este diario dedica tres páginas al cambio climático, (31/10/6) recoja a continuación la voluntad del Ministerio de Educación de reducir el peso de las ciencias en el conjunto de las enseñanzas mínimas en la ESO. En este caso, las víctimas no han sido las Ciencias Naturales, ya bastante jibarizadas. Ahora les ha tocado, en una nueva vuelta de tuerca, a las Ciencias Sociales. Si las primeras son imprescindibles para conocer los procesos naturales alterados por la acción humana, las segundas permiten al alumnado la nada despreciable posibilidad de explicar qué causas de origen político, económico, social y cultural, han provocado la situación actual. Si a eso le añadimos la reducción del tiempo dedicado al inglés, la cosa ya no tiene pies ni cabeza.
Está muy bien introducir la educación para la ciudadanía (aunque sus contenidos ya se trabajaban a diario en la clase de Ciencias Sociales y se seguirán dando de tortas con la Religión). No cabe duda que las Matemáticas son muy importantes. Es cierto que las Enseñanzas Mínimas tendrán que ser desarrolladas por las comunidades autónomas. Pero recuerden: si sus hijos saben qué es el cambio climático, lo habrán aprendido en las clases de Ciencias (de la Naturaleza y de la Sociedad).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de noviembre de 2006