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CARTAS AL DIRECTOR

Ética y recuerdos

Universidad de A Coruña

Al nuncio del Vaticano en España no le gusta el futuro visto a través de la ciencia y está, al parecer, extraordinariamente preocupado por las trágicas consecuencias y las barbaridades que pueden devenir de "una ética sin referencia a Dios". Bien, lo considero un problema compartido, aunque observándolo por el envés. A mí tampoco me gusta el futuro (y ya puestos, tampoco el presente ni el pasado) tamizado por la doctrina social que practica la Iglesia, ni el porvenir con nuestros actos alumbrados por una ética referida, en exclusiva, a Dios. Al igual que al nuncio, a mí también me habla la historia, y las acciones firmadas en nombre del Altísimo no siempre han sido muy lúcidas. ¿Recuerda su Eminencia la quema de brujas de Salem? Se trataba de enfermos neurológicos. ¿Y las matanzas de indios en América, con el aderezo de las persecuciones de judíos y marranos? ¿Qué me dice del exterminio de los cátaros? ¿Alcanza a ver las funestas consecuencias del pontificado que defiende cuando a quienes no han oído hablar de Roma se les recomienda la abstinencia como mejor solución para el sida? Guarde su discurso para países ricos cuando dice que el hombre está sumido en "el vano entretenimiento de la tecnología sin rumbo". A millones de almas les bastaría poca ciencia; sólo un simple preservativo de látex, mucha información y menos prédicas. Y recuerde, su Eminencia, recuerde...

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de noviembre de 2006