El deseado regreso a los escenarios de Pata Negra, uno de los grupos que revolucionó el rock de raíz española y sureña en el cruce de décadas entre los setenta y ochenta, se produjo de forma feliz y esperanzadora el fin de semana pasado en Madrid. Con Rafael Amador al frente, su líder natural y carismático, Pata Negra desgranó con nervio rockero y pasión flamenca, o al revés, piezas tan incontestables como Pata Palo, Los mánagers, Camarón, Si tú te vas o Yo quisiera ser. Con el mismo tono de voz que tenía cuando comenzó, a pesar de los castigos de una vida al límite que arrastra desde hace años, Amador recreó Los delincuentes y Muchachita, del grupo hermano y coetáneo, Veneno, y estrenó una canción nueva, El pollo robao, con lo que quedó claro que no ha perdido el talento que marcó su irrupción. Bulerías, blues, rumbas, rock y duende en una noche de reencuentros y renovadas ilusiones que no quisieron perderse ni un guitarrista flamenco serio como Pepe Habichuela, un punk de postín, como Kike Babas, del grupo King Putreak, o el joven grupo jerezano Los Delinqüen-tes, herederos naturales del legado de Pata Negra, a los que se les caía la baba viendo a su maestro tan entero como hace 15 años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de noviembre de 2006