Convergència i Unió (CiU) reunió en la tarde de ayer a más de 2.000 simpatizantes en el Palacio de Congresos de Cataluña para celebrar un acto de desagravio por haber sido relegada de nuevo a la oposición a pesar de ser la fuerza política más votada en las pasadas elecciones autonómicas.
La plana mayor de la federación nacionalista cerró filas en torno a sus líderes y se conjuró para canalizar la "rabia contenida" de forma constructiva y salir con éxito de la próxima cita con las urnas, las elecciones municipales, tal como expresó el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran.
A pesar de lamerse las heridas e insistir en que el nuevo Gobierno de la Entesa carece de la "fuerza moral" para liderar la próxima legislatura, los nacionalistas son conscientes de que las municipales están a la vuelta de la esquina y que, a partir de ahora, deberían hacer borrón y cuenta nueva si no quieren perder el siguiente tren electoral.
El líder de CiU, Artur Mas, insistió en que los suyos deben empezar a calentar motores para recuperar la "autoestima" y el "orgullo" que pueden haberse sentido heridos al ver que se le cerraba la puerta de acceso a la presidencia de la Generalitat. Ovacionado con gritos de ¡Mas, president!, el dirigente nacionalista llamó a ponerse a trabajar para ampliar su base electoral de militantes y simpatizantes. Mas y Duran actuaron con gran sintonía en la celebración, que llevó el mismo lema que el utilizado en la campaña electoral, Estimar Catalunya, y que sirvió para animar al candidato de CiU a la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de noviembre de 2006