El papa Benedicto XVI encargó hace meses un informe exhaustivo sobre la eficacia del preservativo como instrumento para la prevención del sida, y el texto, de cien páginas, con "un abanico de posiciones que abarcan desde las más rigurosas a las más comprensivas", ha sido ya remitido a la Congregación de la Doctrina de la Fe para su examen teológico. El cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, reveló ayer la existencia del informe y dijo que correspondía al propio Papa "decir qué es lo más conveniente sobre el tema".
No se esperaba un cambio radical en la postura de la iglesia católica, que prohíbe el uso de preservativos, pero el simple hecho de que Benedicto XVI encargara el informe fue interpretado como un signo aperturista. De forma oficiosa, y como "mal menor" (es decir, como el menor entre dos pecados), la iglesia acepta el condón cuando existe un peligro evidente de contagio de enfermedades graves.
El cardenal Barragán habló del informe sobre el preservativo durante la presentación a la prensa del programa de una conferencia internacional organizada por el Vaticano sobre el tema de los "aspectos pastorales en la cura de las enfermedades infecciosas", a celebrar entre el 23 y el 25 de este mes. "En Europa occidental", dijo Barragán, "los enfermos de sida son unos 720.000, mientras en Suráfrica y en India alcanzan los 5,5 millones. La enfermedad no disminuye, al contrario, aunque su progresión resulta menos fuerte en los países desarrollados, donde es posible el uso de fármacos retrovirales y de una dieta adecuada", dijo. El cardenal lanzó también una señal de alarma ante "la reermergencia epidemiológica de la tuberculosis".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de noviembre de 2006