La carrera del alemán Tom Tykwer había estado presidida por la experimentación formal, la ruptura con los códigos de la narrativa cinematográfica, el juego con el espacio, el tiempo, el sonido, la música y el color. En El perfume, adaptación de la novela de Patrick Süskind, Tykwer abandona el estilo a contracorriente de Los soñadores,
Corre, Lola, corre para abrazar un academicismo brillante aunque un tanto frío, que sólo en contados momentos alcanza el dominio de los sentidos (el olfato, principalmente) del texto de Süskind.
Con una portentosa ambientación y un magnífico gusto por el detalle, El perfume es un producto de innegable calidad técnica que sólo conmueve cuanto más transgresor se vuelve el director, por ejemplo, en la secuencia del nacimiento del protagonista. Sin embargo, en la escena clave, la del éxtasis final (diseñada con la ayuda de La Fura dels Baus), resuelta en la novela en dos párrafos deslumbrantes, Tykwer está al borde del ridículo por culpa de un montaje y una planificación absolutamente erróneos.
EL PERFUME
Dirección: Tom Tykwer. Intérpretes: Ben Whishaw, Alan Rickman, Dustin Hoffman, Rachel Hurd-Wood. Género: drama. Alemania, Francia, España, 2006. Duración: 144 minutos.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de noviembre de 2006