La Navidad llega un poco antes cada año. Hoy, 25 de noviembre -que no de diciembre-, los madrileños ya tienen sus calles principales iluminadas con motivos navideños.
A las seis y media de la tarde de ayer, todo estaba preparado en la plaza Mayor para que el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, diera por inaugurada la iluminación de la Navidad de 2006. En total, ocho millones de bombillas que iluminan 147 calles de la ciudad.
"¿Qué hay que hacer?", preguntó Ruiz-Gallardón. "Darle a activar", le contestaron. Y es que ya no hay palanca, ni hace falta un operario que haga el esfuerzo físico. Ahora, con una PDA, brilla la luz.
Con unos segundos de retraso, la plaza Mayor se iluminaba con varias hojas de acebo hechas con luces, y algunas "sábanas" de luz amarilla. Comenzaba el paseo y con él el baño de masas del regidor. Todo el mundo se quería hacer una foto con él, a todo el mundo saludaba. A casi todos, el que preguntó "¿Le has dado un beso ya a la Esperanza?" se quedó con las ganas de saberlo.
Bajando por Postas, la comitiva llegó hasta la calle Mayor y de nuevo la PDA se puso en funcionamiento. Unas tiras de luz que, según sus diseñadores, Ben Busche e Isabel Barbas, quieren mostrar "un bosque del que surgen formas". Frente a la Puerta del Sol se encendió un gran abeto artificial -hay 22 repartidos por la ciudad-, y comenzó el paseo por una concurrida Preciados.
"Lo importante es que no parezca la feria de Sevilla", decía Ruiz-Gallardón en conversación con concejales y comerciantes. El paseo por la céntrica calle se convirtió en un ir y venir de besos y abrazos para el alcalde. La gente, incluso, le hacía fotos con los móviles. Además, se encontró con Francisco Álvarez-Cascos, ex ministro de Fomento, con el que se fundió en un navideño abrazo.
Y después, el plato fuerte. Dos autobuses turísticos, con el piso de arriba descubierto, esperaban a la comitiva y a la prensa en Callao para llevar a cabo el encendido del resto de las calles. Mediante un sistema GPS, las luces se iban encendiendo a medida que el bus iba avanzando. Con Gallardón de pie, luciendo un elegante sombrero verde, Madrid iba entrando en la Navidad. La gente de la calle miraba sorprendida al autobús, saludaba y era saludaba. Era un poco como esos videoclips que ruedan en las grandes ciudades los grandes grupos musicales. Pero éste con motivos navideños.
La Gran Vía, Cibeles, paseo del Prado, Castellana, Serrano, Goya -ahí falló la tecnología- se fueron encendiendo al paso del autobús mágico. Las luces se prenderán todos los días desde las seis de la tarde hasta las diez de la noche. Del 24 de diciembre al 6 de enero, el horario se ampliará hasta las doce y, los días festivos, llegará hasta las siete de la madrugada. En el Retiro, última parada del viaje, se iluminó un enorme abeto de luz, por cuyo interior se puede cruzar. Después, unos villancicos. Ya es Navidad en Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de noviembre de 2006