Un aumento del 30 % en el recibo del agua es lo que se les ocurre a los políticos para ahorrar en su consumo. ¡Qué imaginación! Soy maestra interina de la escuela pública y, en mi primer año, cuál no ha sido mi sorpresa al ver que en la inmensa mayoría de los centros escolares el papel que se utiliza es sin reciclar, es decir, blanco, de fibras vírgenes y blanqueado con cloro. Después en la clase hacemos el idiota intentando concienciar a los alumnos sobre la importancia de reciclar. Este tipo de papel es igual que el que se utiliza en la mayoría de departamentos de cualquier Administración, ayuntamientos, hospitales, centros de salud, justicia, y en la mayoría de libros que se imprimen al año en todas las editoriales... ¿Cuántas toneladas de papel supone este consumo? Miles al año. Pues bien, que sepan que para fabricar unas toneladas (X) de papel a partir de celulosa virgen se necesitan 2.400 kilos de madera, 200.000 litros de agua y del orden de 7.000 kilovatios hora de energía; para obtener la misma cantidad con papel usado recuperado se necesita papel viejo, 100 veces menos cantidad de agua (2.000 litros) y una tercera parte de energía (2.500 kilovatios hora). Aparte, se arrojarían a la atmósfera un 74% menos de gases contaminantes y se obtendría un ahorro energético del 60%.
Tampoco se les ocurre a los señores gestores de las administraciones públicas colocar papeleras para reciclar las toneladas de prensa gratuita que cada día van a parar al cubo de la basura en todas las estaciones de metro y trenes de cercanías de las grandes ciudades.
¿Siguen todavía sin saber cuáles son realmente las medidas que ahorrarían verdaderamente consumo de agua y de madera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de noviembre de 2006