El Instituto Nacional de Estadística adelantó ayer que la inflación ha subido una décima en el mes de noviembre, de forma que en tasa interanual se sitúa en el 2,7%. Es un dato adelantado, es decir, que deberá confirmarse el próximo 15 de diciembre. Si no hay sorpresas y noviembre registra definitivamente un aumento anual de los precios del 2,7%, ello significará al menos dos cosas: la primera es que la tasa anual de inflación en 2006 puede quedar por debajo del 3%, aunque los institutos de análisis predicen que la inflación repuntará en los dos últimos meses del año; la segunda es que ese IPC le costará al Estado 980 millones de euros, que es la compensación a los pensionistas por la diferencia de siete décimas entre la inflación real y la prevista. Cada décima más de inflación equivale a 70 millones de euros. Una multiplicación sencilla arrojaría un coste inmediato de 490 millones, más otros tantos que habría que consolidar en las pensiones del año próximo.
Queda el mes de diciembre para certificar si se cumple la predicción del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien pronosticó un crecimiento anual de los precios en este año de entre el 2,5% y el 2,6%. El fundamento de la profecía era sin duda la disminución de los precios internacionales de la energía y el correspondiente efecto estadístico por comparación con 2005. Sin embargo, los coyunturalistas apuestan por una tasa de inflación al final de año de entre el 2,7% y el 2,9%.
La buena noticia es que para el año próximo continuará la disminución de la tasa de inflación; la mala es que la evolución del IPC no acaba de disolver la percepción entre los consumidores de que los precios están creciendo más que lo que marcan los índices.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de diciembre de 2006