Artur Mas se arrogó ayer el papel de guardián de las esencias de la nación catalana desde una oposición en la que dejó claro que CiU -o, al menos, CDC- recuperará su discurso más soberanista. El líder de los nacionalistas se dio un baño de masas en el congreso de las Juventudes Nacionalistas (JNC) e hizo de tripas corazón para animar a los suyos y denunciar que el tripartito ha convertido la política en algo "vulgar".
Con una Esquerra Republicana a la que considera poco menos que dimisionaria en su labor de defender Cataluña, Mas exhortó a sus jóvenes a tener a punto su concepto de país. "Seguro que el tripartito nos dará ocasiones para hablar de él", dijo, pero anunció una tarea opositora más centrada en la defensa de los ideales nacionalistas.
"Este será nuestro objetivo, la norma que guiará los próximos meses", indicó. A juicio del líder convergente, los últimos resultados electorales otorgan la máxima legitimidad a un proyecto nacionalista que definió de forma ambigua ante los responsables de las JNC que, precisamente, subrayaron ayer en una moción que "Cataluña no es España". Mas fue menos claro en sus objetivos: "Queremos que Cataluña cuente en el concierto de las naciones del mundo. Luego, esta nación puede estar más o menos limitada dentro de un Estado o dentro de la Unión Europea". El jefe de filas de CiU contrapuso esta idea a las de un tripartito al que calificó de "incapaz" de "tener una visión de país como esta" y al que responsabilizó del afianzamiento de "la idea de que la política catalana se ha vuelto vulgar".
La intervención de Mas, en la que abogó por "no rebajar el tono del sueño nacional de Cataluña", fue una arenga en toda regla en la que pidió al entorno nacionalista más "voluntad de transformar el país" durante la vigente legislatura, a la que calificó de "travesía".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de diciembre de 2006